¿Por qué procrastinamos?
- Milena Clavijo
- 20 jul 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 jun 2020

Procrastinar es un verbo que además de ser difícil de pronunciar, es poco conocido. Pero una vez que se sabe su significado, resulta muy sencillo identificarse con él, porque lo cierto es que la gran mayoría hemos caído en la trampa de hacerlo en algún momento de la vida.
La siguiente es la definición que sobre este término aparece en significados.com. "Posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero que son irrelevantes. Es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar".
Conocer cómo podemos evitar la procrastinación es importante para los que buscamos hacer de nuestra pasión nuestro trabajo, pues como es bien sabido, cualquier sueño trae grandes cantidades de actividades para desarrollar, y aunque abunden las buenas intenciones, suele pasar que al final de cuentas todo se queda en planes y lo que se ejecuta es muy poco.
Los expertos ya saben porque tendemos a procrastinar, y el hallazgo más interesante está relacionado con la forma en que funciona nuestro cerebro. Debido a nuestra herencia evolutiva, el cerebro planifica fácilmente hacia el futuro, imaginando todas las actividades que se requiere llevar a cabo para llegar desde un punto A a un punto B. PERO, y este es un gran tema, el curso de acción se decide en el presente, es decir HOY es cuando se toman las decisiones para llevar a cabo esas actividades. Y en el HOY el cerebro tiende a preferir la gratificación instantánea.
En resumen, el cerebro valora los beneficios a largo plazo cuando reconoce que podrían ocurrir en el futuro, pero cuando se trata del momento presente, valora más la posibilidad de recibir gratificación inmediata. Por esto es que la habilidad para postergar la gratificación suele ser uno de los indicadores de éxito en la vida.
Para contrarrestar este aspecto evolutivo del cerebro, los expertos recomiendan encontrar actos sencillos y convertirlos en un hábito, de manera tal que el cerebro los pueda ejecutar en piloto automático y no cuestione el por qué debería hacer eso en vez de otra cosa. Esto es, crear una rutina que se efectúe dias tras día sin excepcion.
Algunos ejemplos de esto son: usar la misma rutina de calentamiento cada dia para hacer ejercicio, comenzar el día con 5 minutos de meditación antes de realizar alguna actividad creativa, llevar a cabo una rutina predeterminada antes de irse a dormir (empijamarse, cepillarse los dientes, lavarse la cara...), entre otros.
Otras recomendaciones incluyen:
1) Crear mecanismos de compromiso. Como borrar las apps o juegos que le quiten tiempo en el celular, esconder el control remoto del TV/DVD/Bluray y solo prenderlo a cierta hora del dia o de vez en cuando, eliminar suscripciones a mails que no aporten, comprar solo aquello que debería comer, retirar de la cuenta cada mes una suma fija para ahorrar sin excepcion, etc.
2) Reducir la incomodidad de comenzar. Es bien sabido que lo mas dificil es comenzar, no tanto hacer el trabajo en si. Por esto hay que hacerse un experto en el arte del PUSH. Entender que hasta que las cosas no empiezan, hasta que no se decide tomar el riesgo de hacerlo, nada puede ocurrir. Y ante el temor de fallar, o fracasar en el intento, recordar que tener el coraje de comenzar es aun mas importante que tener exito, ya que solo aquellos que empiezan algo tienen la posibilidad de terminarlo.
3. Usar herramientas de implementación. Para esto no hay nada más infalible que la agenda. Cada cual tiene su propio método, pero lo esencial es bloquear los tiempos que se planean dedicar a cada actividad específica. Cuando se planean las actividades y se reservan los espacios para llevarlas a cabo (fecha, lugar, hora) es más probable que se hagan.
Finalmente, la invitación es a que cada uno tenga el valor de estar a cargo de sí mismo y no a merced de las recompensas instantáneas, que son simples espejismos que nos desvían de nuestro propósito.