top of page
  • Pinterest
  • Instagram
  • LinkedIn

Productividad y vocación

  • Milena Clavijo
  • 14 abr 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 ago 2020


Po Bronson, en su libro "¿Qué debo hacer con mi vida?", relata que fue invitado a hablar en un panel en el que se encontrarían 100 de los presidentes de las compañías más grandes de Estados Unidos. La pregunta a la que debían referirse los panelistas era "¿Qué quieren los empleados? ¿Qué se necesita para que se esfuercen más?"

Mientras los demás hablaron de los beneficios que podían ofrecerse en términos salariales, de horario flexible, seguridad médica y planes de retiro, auxilios para la educación de los hijos, acciones de la compañía y otros elementos para mostrarle a los empleados que se los aprecia, Bronson dirigió al auditorio, compuesto por los líderes económicos más importantes del país, una pregunta esencial: "¿Qué es lo que quiere la gente realmente?"

Ante la expectativa general, respondió "La gente quiere encontrar un trabajo que le apasione. Los beneficios y los incentivos son meras concesiones. (...) la orientación tiene que ser mejor. Necesitamos animar a la gente a encontrar su lugar. La productividad se dispara cuando la gente ama lo que hace. Estamos sentados sobre un gran volcán de productividad que podemos activar (...) Es un enorme recurso natural que estamos pasando por alto".

Para su sorpresa, la gente estuvo de acuerdo. Aquellos líderes sabían que sus empresas aumentaban su valor gracias a los empleados que sentían pasión por estar ahí.

Al final de la reflexión, Bronson explica que la manera correcta de abordar el tema de la vocación es salir a buscarla, teniendo claro que "lo que buscamos, está dentro de nosotros". Para concluir, dice: "No sería práctico aceptar algo menos que la vida que queremos".

Leyendo esto, recordé que alguna vez un Vicepresidente de RRHH en una empresa, cuando yo le agradecía por haberme abierto las puertas en su área (lo cual evitó que me trasladaran a otra área X que yo no quería, pues ya había estado ahí y no me había sentido a gusto), me dijo "de nada", e inmediatamente me aclaró que, si la compañía hubiera exigido mi presencia en esa área X, de todas maneras él me habría enviado allá.

Aquella advertencia me dejó pensando. Sí, era verdad. Ese era su rol. El me habría trasladado sin pensarlo dos veces. Pero entonces yo habría elegido irme. La compañía igual me habría perdido. Así que, si al final de cuentas la empresa pierde un empleado que considera valioso, la decisión no fue la mejor.

Qué maravilla sería que las empresas tuvieran siempre ese enfoque del que habla Bronson. Una constante evaluación no sólo del desarrollo y crecimiento de la gente, sino una verificación acerca de si lo que hace realmente le gusta y le inspira, para ayudarle de la mejor manera posible.

Lo más sensato, sin embargo es no dejar el tema en manos de terceros. Si la empresa ayuda, muy bueno. Si no, pues cada uno debe hacer la tarea de todos modos. Se trata de la vida propia, nada menos.

Contacto

Únete a mi lista de correo.

No te pierdas ninguna actualización

  • Pinterest
  • Instagram
  • LinkedIn

© 2017 por Milena Clavijo.

bottom of page