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Muere lentamente

  • Foto del escritor: Milena Clavijo
    Milena Clavijo
  • 20 may 2017
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 jun 2020


Hoy quiero hablarles de Martha Medeiros (1961), una poetisa brasilera nacida en Porto Alegre. Ella hizo su carrera profesional en Publicidad y trabajó como redactora y directora de creación en varias agencias. En 1993, ya con tres libros publicados, se retiró del medio para dedicarse 8 meses sólo a escribir poesía (es decir, trabajar en lo que le gusta) en Santiago de Chile, aprovechando un traslado de trabajo que su esposo recibió.

De regreso en Brasil se vinculó como cronista del diario Zero Hora, de Porto Alegre, donde hoy en día aun mantiene una columna en el suplemento ZH Donna, que circula los domingos, y otra los días miércoles en el Segundo Suplemento. Escribe también una columna semanal para el sitio Almas Gêmeas y colabora con la revista Época. Hoy tiene más de 29 libros publicados, entre poesía, crónica, libros infantiles y guías de viaje, y cuatro de ellos han sido adaptados para teatro.

Existe un poema suyo, que me encontré hace por lo menos 15 años, pero que erróneamente se atribuía a Pablo Neruda. A mí me gustaba tanto el texto, que lo cité en la primera versión del libro "¿Trabaja en lo que le gusta o en lo que le toca?", atribuyéndolo al poeta Chileno. Apenas me enteré del error, lo retiré, pero me gustaría traer de nuevo a colación el poema, que es una hermosa reflexión acerca de cómo permitimos que el conformismo y el miedo se hagan con el control de nuestra vida.

Muere lentamente

Martha Medeiros

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca,

no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.

Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

Martha Medeiros

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© 2017 por Milena Clavijo.

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