Apreciar el camino que se recorre
- Milena Clavijo
- 19 ago 2016
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 ago 2020
Hoy, más objeciones. “¿Quién va a querer ser vendedor o cajero? Esos trabajos no le gustan a nadie”.
Es una verdad indiscutible que en la medida en que un empleo sea poco gratificante para una persona, esta encontrará muy difícil estar satisfecha. Pero no sé cuál es el estigma con los vendedores. ¿Qué creen ustedes que estoy haciendo yo aquí, si no vendiéndoles mi libro? Si uno quiere que los demás lo escuchen y se enteren de lo que uno tiene que decir, de lo que tiene para dar, entonces tiene que aprender a venderlo.
Además, quiero decir aquí que he conocido vendedores excepcionales, que realmente no querrían hacer otra cosa con su vida que no fuera eso y que además, ganan muy bien. Uno de los cargos que ocupé durante mi vida laboral, como Gerente de Oficina de captación, ¡no es más que un vendedor con carga administrativa! ¿Ustedes creen que para escribir artículos freelance para medios no tengo que ser buena vendedora? ¡Por supuesto que sí!
Lo mismo opino de los cargos altamente operativos. Son una excelente escuela para aquellos que después quieren liderar a otros. También conocí cajeros muy eficientes cuando trabajaba en el sector financiero. Gente muy valiosa que sabía que estaba en el proceso de llegar a trabajar en lo que soñaba, que le encantaban las finanzas y se esforzaban en hacer lo que hacían lo mejor posible.
Así que en este post quiero resaltar que en ningún momento estoy diciendo que el proceso no es valioso: yo creo que hay que esmerarse en hacer bien aquello que hoy te da la mano, pero lo que sí es cierto es que no tienes por qué resignarte a hacerlo siempre, si eso no es lo que te inspira.